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Cada semana leeremos un cuento o un poema de algún autor hispano.
Te invito a participar de la siguiente manera:
1. Escoge un cuento, poema, o ensayo de la lista de autores que aparece en la columna del lado derecho del blog. Para encontrar un ejemplo, haz clic aquí.
2. Después de leer el material elegido, crea una historia usando las ocho palabras que el grupo ¿Y... qué me cuentas? escogió en clase, o escoge otras ocho palabras de la lectura que quieras practicar. Para encontrar un ejemplo, haz clic aquí.
3. Sube tu historia usando el enlace de comentarios ("comments"). Lo encontrarás al final de cada lectura.
No temas cometer errores en tu historia. Yo estoy aquí para ayudarte. Tan pronto subas tu historia, yo te mandaré mis comentarios.
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Y…¿qué me cuentas?

Este video muestra el momento en el que los estudiantes de

Y…¿qué me cuentas?

crean una historia usando ocho palabras extraídas de un cuento previamente leído en clase.

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Y…¿qué me cuentas?

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Saturday, September 18, 2010

"El Cartero de Neruda", by Antonio Skármeta, Fragmento # 1

Este es el fragmento de la novela “El Cartero de Neruda” que vamos a trabajar (pag.30-33 del libro electrónico). Comparen este fragmento de la novela con la versión cinematográfica (minuto 1:47 al 5:02) del video subido en You Tube (haga click aquí). La versión que comparto con ustedes está doblada al español. Considero que es un buen trabajo de doblaje. ¿Que diferencias encuentran en las dos versiones en:
-los personajes,
-los ambientes,
-los países,
-¿Cómo describe la influencia de Pablo Neruda en Mario?
-¿Qué provocan las palabras de Mario en Beatriz?
-¿Qué provocan las palabras de Mario en la mamá/tía?
-¿Qué metáforas propias dice la mamá/tía?
-¿Qué metáfora dice Beatriz al explicar la manera en la que Mario habla?


Nota: Respecto a la palabra "roquerío" que encuentran en la primera línea del fragmento que leerán a continuación, busqué su significado y no lo encontré. Finalmente encontré la siguiente explicación de la palabra en el siguiente blog: http://guiapanoramica.wordpress.com/acordes-musicales/
“Roquerío” es una palabra chilena [...] inventada por Neruda (que inventó varias palabras, como “Crepusculario”). La palabra ” Roquerío” partió con Neruda y luego otros poetas la recogieron, como Raúl Zurita [...]. Ahora, en el siglo XXI, la palabra es parte de nuestro vocabulario chileno, pero si le preguntas a un venezolano o a un español qué es un roquerío, no saben (aunque lo pueden adivinar)."


Dejen sus comentarios en el link de "comments"

Fragmento:
“(Mario) …siguió los pasos de Beatriz por la playa y a la altura de los roqueríos, con el corazón en la mandíbula, le habló. Al comienzo con vehemencia, pero luego, como si él fuera una marioneta y Neruda su ventrílocuo, logró una fluidez que permitió a las imágenes tramarse con tal encanto, que la charla, o mejor dicho el recital, duró hasta que la oscuridad fue perfecta.
Cuando Beatriz volvió del roquerío directamente a la hostería, y levantó sonámbula de la mesa una botella a medio consumir que dos pescadores aligeraban tarareando el bolero La vela de Roberto Lecaros, provocándoles estupor, para luego avanzar con el mal habido licor hacia su casa, la madre se dijo que era hora de cerrar, condonó el pago del frustrado consumo a sus clientes, los acompañó hasta la puerta, y puso en acción el candado.
La encontró en la habitación expuesta al viento otoñal, la mirada acosada por la oblicua luna llena, la penumbra difusa sobre la colcha, la respiración alborotada.
-¿Qué haces? -le preguntó.
-Estoy pensando.
De un manotazo accionó el interruptor, y la luz agredió su rostro huido.
-Si estás pensando, quiero ver qué cara pones cuando piensas.
-Beatriz se cubrió los ojos con las manos-. ¡Y con la ventana abierta en pleno otoño!
-Es mi pieza, mamá.
-Pero las cuentas del médico las pago yo. Vamos a hablar claro, hijita. ¿Quién es él?
-Se llama Mario.
-¿Y qué hace?
-Es cartero.
-¿Cartero?
-¿Que no le vio el bolsón?
-Claro que le vi el bolsón. Y también vi para qué usó el bolsón. Para meter una botella de vino.
-Porque ya había terminado el reparto.
-¿A quién le lleva cartas?
-A don Pablo.
-¿Neruda?
-Son amigos, pues.
-¿Él te lo dijo?
-Yo los vi juntos. El otro día estuvieron conversando en la hostería.
-¿De qué hablaron?
-De política.
-¡Ah, además es comunista!
-Mamá, Neruda va a ser presidente de Chile.
-Mijita, si usted confunde la poesía con la política, lueguito va a ser madre soltera. ¿Qué te dijo?
Beatriz tuvo la palabra en la punta de la lengua, pero la adobó algunos segundos con su cálida saliva.
-Metáforas.
La madre se aferró a la perilla del rústico catre de bronce, apretándola hasta convencerse de que podía derretirla.
-¿Qué le pasa mamá? ¿Qué se quedó pensando?
La mujer vino al lado de la chica, se dejó desvanecer sobre el lecho, y con voz desfalleciente, dijo:
-Nunca te oí una palabra tan larga. ¿Qué «metáforas» te dijo?
-Me dijo... Me dijo que mi sonrisa se extiende como una mariposa en mi rostro.
-¿Y qué más?
-Bueno, cuando dijo eso, yo me reí.
-¿Y entonces?
-Entonces dijo una cosa de mi risa. Dijo que mi risa era una rosa, una lanza que se desgrana, un agua que estalla. Dijo que mi risa era una repentina ola de plata.
La mujer humedeció con la lengua trémula sus labios.
-¿Y qué hiciste entonces?
-Me quedé callada.
-¿Y él? .
-¿Qué más me dijo?
-No, mijita. ¡Qué más le hizo! Porque su cartero además de boca ha de tener manos.
-No me tocó en ningún momento. Dijo que estaba feliz de estar tendido junto a una joven pura, como a la orilla de un océano blanco.
-¿Y tú?
-Yo me quedé callada pensando.
-¿Y él?
-Me dijo que le gustaba cuando callaba porque estaba como ausente.
-¿Y tú?
-Yo lo miré
-¿Y él?
-El me miró también. Y después dejó de mirarme a los ojos y se estuvo un largo rato mirándome el pelo, sin decir nada, como si estuviera pensando. Y entonces me dijo: «me falta tiempo para celebrar tus cabellos, uno por uno debo contarlos y alabarlos».
La madre se puso de pie y cruzó delante de su pecho las palmas de las manos, horizontales como los filos de una guillotina.
-Mijita, no me cuente más. Estamos frente a un caso muy peligroso.
Todos los hombres que primero tocan con la palabra, después llegan más lejos con las manos.
-¡Qué van a tener de malo las palabras! -dijo Beatriz abrazándose a la almohada.
-No hay peor droga que el bla-bla. Hace sentir a una mesonera de pueblo como una princesa veneciana. Y después, cuando viene el momento de la verdad, la vuelta a la realidad, te das cuenta de que las palabras son un cheque sin fondo. ¡Prefiero mil veces que un borracho te toque el culo en el bar, a que te digan que una sonrisa tuya vuela más alto que una mariposa!
-¡Se extiende como una mariposa! -saltó Beatriz.
-¡Que vuele o que se extienda da lo mismo! ¿Y sabes por qué? Porque detrás de las palabras no hay nada. Son luces de bengala que se deshacen en el aire.
-Las palabras que me dijo Mario no se han deshecho en el aire. Las sé de memoria y me gusta pensar en ellas cuando trabajo.
-Ya me di cuenta. Mañana haces tu maleta y te vas unos días donde tu tía en Santiago.
-No quiero.
-Tu opinión no me importa. Esto se puso grave.
-¡Qué tiene de grave que un cabro te hable! ¡A todas las chiquillas les pasa!
La madre hizo un nudo en su chal.
-Primero, que se nota a la legua que las cosas que te dice se las ha copiado a Neruda.
Beatriz dobló el cuello y miró la pared como si se tratara del horizonte.
-¡No, mamá! Me miraba y le salían palabras como pájaros de la boca.
-Como «pájaros de la boca». ¡Esa misma noche haces tu maleta y partes a Santiago! ¿Sabes cómo se llama cuando uno dice cosas de otro y lo oculta? ¡Plagio! Y tu Mario puede ir a dar a la cárcel por andarte diciendo... ¡metáforas! Yo misma voy a telefonear al poeta, y le voy a decir que el cartero le anda robando los versos.
-¡Cómo se le ocurre, `ñora, que don Pablo va a andar preocupándose de eso! Es candidato a la presidencia de la república, a lo mejor le dan el Premio Nobel, y usted le va a ir a conventillear por un par de metáforas.
La mujer se pasó el pulgar por la nariz igual que los boxeadores profesionales.
-«Un par de metáforas.» ¿Te has visto como estás?
Agarró a la chica de la oreja y la trajo hacia arriba, hasta que sus narices quedaron muy juntas.
-¡Mamá!
-Estás húmeda como una planta. Tienes una calentura, hija, que solo se cura con dos medicinas. Las cachas o los viajes. -Soltó el lóbulo de la muchacha, extrajo la valija desde abajo del catre y la derramó sobre la colcha-. ¡Vaya haciendo su maleta!
-¡No pienso! ¡Me quedo!
-Mijita, los ríos arrastran piedras y las palabras embarazos. ¡La maletita!
-Yo sé cuidarme.
-¡Qué va a saber cuidarse usted! Así como la estoy viendo acabaría con el roce de una uña. Y acuérdese que yo leía a Neruda mucho antes que usted. No sabré yo que cuando los hombres se calientan, hasta el hígado se les pone poético.
-Neruda es una persona seria. ¡Va a ser presidente!
-Tratándose de ir a la cama no hay ninguna diferencia entre un presidente, un cura o un poeta comunista”.

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