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Cada semana leeremos un cuento o un poema de algún autor hispano.
Te invito a participar de la siguiente manera:
1. Escoge un cuento, poema, o ensayo de la lista de autores que aparece en la columna del lado derecho del blog. Para encontrar un ejemplo, haz clic aquí.
2. Después de leer el material elegido, crea una historia usando las ocho palabras que el grupo ¿Y... qué me cuentas? escogió en clase, o escoge otras ocho palabras de la lectura que quieras practicar. Para encontrar un ejemplo, haz clic aquí.
3. Sube tu historia usando el enlace de comentarios ("comments"). Lo encontrarás al final de cada lectura.
No temas cometer errores en tu historia. Yo estoy aquí para ayudarte. Tan pronto subas tu historia, yo te mandaré mis comentarios.
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Y…¿qué me cuentas?

Este video muestra el momento en el que los estudiantes de

Y…¿qué me cuentas?

crean una historia usando ocho palabras extraídas de un cuento previamente leído en clase.

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Y…¿qué me cuentas?

Recomendación al Gobierno de México por parte del Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (CCIME) durante su XVII reunión ordinaria.

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Sunday, December 30, 2012

"Una profecía del Calendario Maya" por Jue Min

Una profecía del Calendario Maya: En el año 2012 los seres humanos entrarán en una nueva civilización

Según los mayas, el 21 de diciembre de 2012 es el fin de esta civilización humana. Ellos no mencionaron la causa, pero una cosa es clara: el último día no significará el arribo de ninguna calamidad; en cambio, implica una nueva conciencia cósmica y una transición espiritual hacia la nueva civilización

Por Jue Min - La Gran Época

Según el Calendario del Largo Conteo Maya, el 21 de diciembre de 2012 es el fin de esta civilización humana. Los seres humanos entrarán en una nueva civilización, la cual no tiene ninguna relación con la presente. La gente maya no mencionó la causa. Una cosa es clara: el último día no significará el arribo de ninguna calamidad; en vez de esto, implica una completa nueva conciencia cósmica y una transición espiritual hacia la nueva civilización.

La gente maya no tenía la tecnología avanzada que tenemos hoy, pero eran sorprendentemente expertos en astrología y matemática. Además, había muchos acertijos sin resolver. Ellos tenían avanzados sistemas de rutas, pero no usaban ruedas. Por lo tanto, ellos no

Friday, December 28, 2012

Ejercicio de lectura y escritura de “Cuento de Año Nuevo” de José Luis Álvarez Fermosel.

Para leer el cuento relacionado con este ejercicio haga clic aquí.
Hola, Ramón,
El miércoles 26 de diciembre leímos “Cuento de año nuevo” de José Luis Álvarez Fermosel.

El cuento fue interesante y también tuvimos tiempo para escribir nuestro cuento en forma grupal.
Las 8 palabras que escogimos:
1. Puré de guisantes
2. Perseguir
3. Fúlgido
4. Borroso
5. Súbitamente
6. Retrato
7. Apresuradamente
8. Despertarse

El cuento del grupo:
Me despertó súbitamente el olor de puré de guisantes. Mi mente sentía borrosa, pero decidí a perseguir el olor. En la cocina encontré a una mujer con indumentaria fúlgida. Ví el retrato de mi tía en la pared y supe que la mujer era mi prima loca Zenia. Ella me besó y me escapé apresuradamente.

Thursday, December 27, 2012

"Cuento de Año Nuevo" de José Luis Álvarez Fermosel

Para ver el ejercicio de lectura y escritura de este cuento haga clic aquí.
Cuento de Año Nuevo
José Luis Álvarez Fermosel

Iba yo corriendo, -¡dále que te pego!-, y no dejaba de correr detrás de un viejecito encorvado que tenía unos números, bastante borrosos, por cierto, pintados, o cosidos en la espalda de su camisola color ala de mosca. ¿Sería un escapado de presidio? No, porque en ese caso tendría que llevar la clásica indumentaria a rayas horizontales de los reclusos, tal como salen en las historietas, u otra prenda distintiva.
Lo curioso era que el hombre parecía ir muy despacio y yo, que corría a toda velocidad, no le alcanzaba. Ahora bien, ¿por qué perseguiría yo a ese buen señor? ¿Estaría llevándose algo que me había pertenecido, que nos había pertenecido a muchos? ¿Parte de nuestra vida, de nuestro tiempo, quizás?
Hacía frío, a veces hacía calor, otras llovía y yo no me mojaba ni sentía frío ni calor, ni transpiraba, a pesar de que corría con ganas.
Pero no conseguía acercarme al viejecito, que contra toda lógica parecía estar al alcance de mi mano. Me acordé del siempre lejano, inaccesible castillo de la novela de Kafka y del via crucis del pobre agrimensor, tratando de llegar a él a toda costa y sin ninguna posibilidad de lograrlo.
Por el rabillo del ojo veía a otras personas, coches y otros vehículos, árboles, faroles, escaparates, niños que parecían ir al colegio, o salir de él, perros callejeros, un menesteroso en una esquina, un policía con su uniforme azul y su gorra de plato.
Lo veía todo como si fuera muy miope y no llevara puestas lentillas ni gafas. Debía padecer, además, algún tipo de daltonismo, porque el tono dominante era el gris ratón.
El anciano no perdía ripio, mientras que a mí me costaba muchísimo avanzar. Me pesaban las piernas, como si fueran de plomo. El viejecito se adentro súbitamente en una neblina tan espesa como la que los ingleses llaman “puré de guisantes”.
De pronto se cruzó en mi camino una señora madura, alta, quizás no distinguida, pero tampoco ordinaria. Tenía el pelo del mismo color del acero y los ojos entre azules y grises, fijos y tristes, insondables: los ojos de los que ya lo han visto todo. Vestía de gris y llevaba en los brazos algo parecido a un pequeño paquete.
Se acercó a mí y me pasó el fardo, nunca mejor empleada la expresión. ¡Contenía un niño recién nacido! Sobre su ropita de lana azul de bebé campeaban unos números en fúlgido escarlata. Lo estreché contra mí. La señora me dijo en voz baja:
- Ahí está. El nuevo. Va a ser muy bueno. Vívalo a conciencia.
- Pero, ¿durará? Los mayas dijeron…
- ¡A los mayas que les den dos duros, o dos euros, ahora!
Un relámpago tiñó el cielo de azul por unos instantes. Acto seguido, todo se nubló, para despejarse enseguida. Me desperté. Me había quedado dormido en mi silla de lona verde de director de cine frente a una copia hecha por mi abuelo del famoso cuadro de la chica morena con el cántaro azul de Romero de Torres.
Me acordé inmediatamente de aquella obsesionante película que protagonizaron Edward G. Robinson y Joan Bennet y dirigió Fritz Lang en 1944, basada en la novela “Once off Guard” de S. W. Wallis, que todavía puede verse en cine clubs y en la televisión: “La mujer del cuadro” (“The woman in the window”).
El fatalista recorrido del infeliz protagonista llega a su término cuando se despierta cómodamente arrellanado en una butaca de un salón de su club, frente a un retrato de una bellísima mujer -como pintado por Winterhalter-, punto de partida del film, considerado como uno de los mejores de Lang.
Todo había sido un sueño.

Sunday, December 16, 2012

"El Pavo de Navidad" de Mario de Andrade

Nuestra primera Navidad en familia, después de la muerte de papá ocurrida cinco meses antes, fue de consecuencias decisivas para la felicidad familiar. Nosotros siempre fuimos una familia feliz, en ese sentido bien amplio de felicidad: gente honesta, sin crímenes, hogar sin peleas internas ni graves dificultades económicas. Pero, debido en parte a la naturaleza gris de mi padre, ser desprovisto de todo tipo de lirismo, instalado en la mediocridad, siempre nos había faltado ese disfrute de la vida, ese gusto por las felicidades materiales: un buen vino, un balneario, el refrigerador, cosas así. Mi padre había sido un gran equivocado, casi dramático, el pura-sangre de los esfuma-placeres.

Mi padre murió, lo sentimos mucho, etc. Cuando ya nos acercábamos a la Navidad, yo no sabía qué hacer para poner distancia con esa memoria del muerto que obstruía, que parecía haber sistematizado para siempre la obligación de un recuerdo doloroso en cada comida,

Saturday, December 15, 2012

Ejercicio de lectura y escritura de "La casa de Asterión" de Jorge Luis Borges

Para leer el cuento relacionado con este ejercicio haga clic aquí.
Escogimos estas 8 palabras del cuento La casa de Asterión de Jorge Luis Borges:

1. Palacio
2. Misantropía
3. Vulgo
4. Patio
5. Rodar
6. Mareado
7. Polvo
8. Sótano

Sigue el cuento que escribimos en nuestro grupo:

El vulgo decía que en el sótano del palacio había mucho polvo y cadáveres. Fue tan espantoso que estaba mareado cuando lo vio. Tenía que tener mucho cuidado para no rodar en el piso. Afuera en el patio había un misántropo que había puesto los cadáveres en el sótano por ser ladrones.

Tuesday, December 11, 2012

"La casa de Asterión" de Jorge Luis Borges

Para leer el ejercicio de lectura y escritura de este cuento haga clic aquí.
La casa de Asterión


Jorge Luis Borges

 Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios, pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de la tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida.) Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que ho hay una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, cro, se ocultó bajo el mar. No en vano fue una reina mi madra; no puedo confundirme con el vulgo, aunque mi modestia lo quiera.

El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Loas enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprndiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos.

Claro que no me faltan distacciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suel, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. (A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día cuando he abierto los ojos.) Pero de tantos juegos el que prefiero es el de otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: Ahora volvemos a la encrucijada anterior o Ahora desembocamos en otro patio o Bien decía yo que te gustaría la canaleta o Ahora verás una cisterna que se llenó de arena o Ya verás cómo el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.

No sólo he imaginado eso juegos, también he meditado sobre la casa. Todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes, la casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris, he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar. Eso no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce [son infinitos] los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo.

Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen sin que yo me ensantgriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor, Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redeentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?

El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de sangre.

-¿Lo creerás, Ariadna? -dijo Teseo-. El minotauro apenas se defendió.

Monday, December 10, 2012

Ejercicio de lectura y escritura de "La cena miserable" y "Los heraldos negros" de Cesar Vallejo

Para leer el poema relacionado con este ejercicio haga clic aquí.
Hola, Ramón,
El miércoles 5 de dic, sacamos las palabras para nuestro cuento de los poemas de César Vallejo que leímos en la clase, entre ellos “Los heraldos negros” y “La cena miserable.”

Aquí están nuestras 8 palabras:
1. Rodear
2. Puerta
3. Ajeno
4. Durar
5. Ladrón
6. Lomo
7. Batalla
8. Cabizbajo

Lo que sigue es el cuento que escribimos juntos:

El ladrón andaba cabizbajo porque no podía encontrar a nadie que robar. ¿Por cuánto tiempo esta batalla contra la pobreza iba a durar? Cuando acercaba a una puerta lo rodearon la policía, le tocaron el lomo y le dijeron– ¡Esta casa no es suya! ¡No hay que llevarse las cosas ajenas!

Sunday, December 9, 2012

"La cena miserable" de Cesar Vallejo

Para leer el ejercicio de lectura y escritura de este poema haga clic aquí.
La cena miserable
Cesar Vallejo  

Hasta cuándo estaremos esperando lo que

no se nos debe... Y en qué recodo estiraremos
nuestra pobre rodilla para siempre! Hasta cuándo

la cruz que nos alienta no detendrá sus remos.

Hasta cuándo la Duda nos brindará blasones
por haber padecido!...
Ya nos hemos sentado
mucho a la mesa, con la amargura de un niño
que a media noche, llora de hambre, desvelado...
Y cuándo nos veremos con los demás, al borde
de una mañana eterna, desayunados todos!
Hasta cuándo este valle de lágrimas, a donde
yo nunca dije que me trajeran.

De codos

todo bañado en llanto, repito cabizbajo
y vencido: hasta cuándo la cena durará.

Hay alguien que ha bebido mucho, y se burla,
y acerca y aleja de nosotros, como negra cuchara
de amarga esencia humana, la tumba...

Y menos sabe

ese oscuro hasta cuándo la cena durará!

Saturday, December 8, 2012

"Los heraldos negros" de Cesar Vallejo

Los heraldos negros
Cesar Vallejo

Hay golpes en la vida tan fuertes . . . ¡Yo no se!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos;

la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma
¡Yo no se!
Son pocos; pero son . . . abren zanjas oscuras

en el rostro mas fiero y en el lomo mas fuerte,

Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte


Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna adorable que el Destino Blasfema,
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema


Y el hombre....pobre...¡pobre!

Vuelve los ojos,
como cuando por sobre el hombre
nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos,
y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa,
en la mirada.



Hay golpes en la vida, tan fuertes . . . ¡Yo no se!

Saturday, December 1, 2012

Ejercicio de lectura y escritura de "Ser y Estar" de Mario Benedetti

Para leer el cuento relacionado con este cuento haga clic aquí.
Hola Ramón,

Gracias por enviarnos este poema. Nos gustó leer y discutirlo. Lo que sigue es el ejercicio que hicimos en la clase.

Las 8 palabras escogidas del poema.

1. Desafinadamente
2. Analista
3. Coraje
4. Perplejo
5. Salmos
6. Inyectar
7. Distinguir
8. Probemos

Nuestro cuento:

La analista cantaba los salmos desafinadamente. Aunque no podía distinguir sus propios sonidos, cantaba con mucho coraje e inyectaba su mirada con los ojos perplejos al público, esperando aplauso. Después de esa demostración, ¡todo el mundo quería probar un martini! También demandaron un reembolso de su donación.